La gota es una enfermedad que ha afectado a la humanidad durante siglos, y aunque puede sonar como algo antiguo, todavía es relevante en la actualidad. Es un tipo de artritis inflamatoria que se caracteriza por ataques repentinos y dolorosos de inflamación en las articulaciones. Si bien solía ser conocida como la «enfermedad de los reyes» debido a su asociación con dietas ricas en alimentos grasos y alcohol, hoy en día afecta a personas de diversas edades y estilos de vida.
En esta entrada del blog, exploraremos qué es la gota, sus síntomas, causas y los tratamientos disponibles para combatirla.
Los síntomas más comunes de la gota
Dolor articular agudo: Los síntomas de la gota suelen aparecer repentinamente y pueden ser muy dolorosos. El dolor suele afectar el dedo gordo del pie, pero también puede afectar otras articulaciones, como los tobillos, las rodillas, los codos, las muñecas y los dedos.
Inflamación y enrojecimiento: La articulación afectada suele volverse inflamada, caliente al tacto y enrojecida.
Sensibilidad: La zona afectada puede volverse extremadamente sensible al contacto, incluso el roce de una sábana puede resultar doloroso.
Causas que provocan esta enfermedad
La gota se desarrolla cuando el ácido úrico, un subproducto natural de la descomposición de las purinas en los alimentos, se acumula en el torrente sanguíneo en niveles elevados. Esta acumulación puede dar lugar a la formación de cristales de urato en las articulaciones, lo que desencadena la inflamación y el dolor característico de la enfermedad. Los factores que pueden contribuir a la acumulación de ácido úrico incluyen:
Dieta: Consumir alimentos ricos en purinas, como carnes rojas, mariscos y bebidas alcohólicas, puede aumentar los niveles de ácido úrico.
Obesidad: El exceso de peso corporal puede aumentar la producción de ácido úrico y dificultar su eliminación.
Historial familiar: La predisposición genética también puede aumentar el riesgo de desarrollar gota.
Tratamientos para combatir la gota:
El tratamiento de la gota se enfoca en aliviar el dolor durante los ataques agudos y en prevenir futuros episodios. Algunas opciones de tratamiento incluyen:
Medicamentos: Antiinflamatorios, corticosteroides y medicamentos específicos para reducir los niveles de ácido úrico pueden ayudar a aliviar los síntomas.
Cambios en la dieta: Reducir el consumo de alimentos ricos en purinas y limitar el alcohol puede ayudar a controlar los niveles de ácido úrico.
Pérdida de peso: Si es necesario, perder peso puede disminuir la producción de ácido úrico y mejorar los síntomas.
Un estilo de vida saludable: Mantenerse hidratado, hacer ejercicio regularmente y evitar el exceso de estrés también puede contribuir a la prevención de los ataques de gota.
Ayuda de profesionales: Los podólogos y fisioterapeutas pueden colaborar para diseñar programas de ejercicios y terapia física que ayuden a fortalecer los músculos circundantes y mejorar la movilidad de las articulaciones afectadas. Estos programas pueden ayudar a prevenir futuros ataques de gota y mejorar la función articular.
La gota es una enfermedad que puede ser dolorosa y limitante, pero con el tratamiento adecuado y la adopción de un estilo de vida saludable, es posible controlar sus síntomas y prevenir futuros episodios. Si experimenta síntomas de gota, es importante que consulte a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.